VI. Pájaro naranjo

Una vez más estoy de pie en la gran ciudad, en la madrugada, con aliento a destilado y poco equilibrio. Pasaré otra noche en un local de luces rojas y verdes, con gente que realmente no me agrada, pero soy joven y los viejos siempre dicen que hay que vivir la vida. Nunca confié en la gente adulta y aún así dejé que ancianos me lavasen el cerebro porque se hacían llamar filósofos y escritores. Aprendí de ellos lo mejor que sé, y lo peor también, y en parte es por culpa de ellos que esté empinando el codo y bebiendo cerveza pa' pasar el dolor.

¡Un brindis por todas mis amigas que se pierden entre los brazos de algún patán! ¡Un brindis por mi amigo que engaña a su pareja en algún rincón de este antro de podredumbre! Un brindis por el muchacho que me mira hace rato, y prepárate, Don Juan, en menos de media hora nos vamos a besar; y no te preocupes, no me interesa saber tus sentimientos, tus miedos, o tu nombre. ¡Un brindis por el dolor de cabeza de mañana! ¡Un brindis por ti, y un brindis por mí!

Hace tiempo que dejé de preocuparme de cosas mundanas. ¿A quién le importa si estoy fallando en los estudios? ¿Es relevante si me alejo de mi familia y mis amigos? ¿Tanto importa si no tengo trabajo y estoy llena de deudas? ¿Es importante si no siento nada, además de este hueco en mi pecho? Estoy pasando mi juventud entre noches eternas, labios desconocidos y sexo sin amor. El vacío se llena con ron, vodka, whisky. El vacío se llena con algo que me haga salir de esta asquerosa realidad. El vacío se lleva todo lo que amo, pero no me importa, porque es mejor sentir más dolor que abrir los ojos y ver el desastre en mi vida. Ésta es la máscara con la que me oculto ahora que soy joven, pero mañana seré vieja, y la máscara será mi realidad; y nada me espanta más que pensar que seré una anciana lastimosa y patética. Soy una niña jugando con fuego, y no hay nada por lo que valga la pena quemarse los dedos.

Estoy encerrada en este baño que se cae a pedazos. El agua se estanca en el lavamanos y a la pared le faltan varios trozos. Aquí está el error número 3 de esta noche tocándome los pechos como animal, y yo ya tuve suficiente de su aliento a cerveza y sus manos ansiosas. Algunos dicen que no sé cómo lidiar con el dolor, y quizás tienen razón. Si supiera no estaría en el baño con alguien que no conozco; y por algún motivo lo dejo seguir, mientras me veo en el espejo. Me doy asco a mí misma. Miro mi cabello desordenado, la máscara de pestañas a la altura de mis pómulos y la mitad de una teta afuera. ¿Tan poco amor propio tienes? ¿Qué diría tu mamá si te viese así? Supongo que tampoco importa lo que diga, porque no está aquí, y yo necesito esta decadencia para sentir algo. Necesito esta miseria para que mi propio dolor se sienta menos real. 

Llena el vacío.

Necesito alguien que me quiera lo suficiente como para arrastrarme fuera de este agujero. Alguien amable, alguien digno de respeto y admiración, alguien bueno; pero es una fantasía, lo sé. Nadie que se respete pasaría voluntariamente por el infierno para rescatar a una desahuciada, y las únicas personas dispuestas a hacer el trabajo sucio, son igual de patéticas que yo. Además, es egoísta querer a alguien sólo porque me haría menos lastimosa. Es mejor no sentir nada y seguir en las nubes, porque desde las alturas nadie te puede herir, y tampoco puedes quebrar a otro con tu mierda tóxica. Pienso, por tanto, que estoy mejor por la mías, pero la soledad se hace tan pesada... tan... tan difícil de tolerar. 

Supongo que esta ansiedad por meter drogas y alcohol en mi cuerpo hace rato dejó de ser por diversión. También sé que la mitad de mis "amigos" me dejarían de lado si de pronto dejase de lado esta interminable fiesta de lamentos que es mi vida. ¿Qué tengo que hacer para que me acepten cuando estoy sobria? ¿No ven que todos estos cortos de tequila son un intento de aferrarme a la poca vida que me queda? ¿Me querrían de todas formas, si dejase de ser el alma de la fiesta? ¿Seguirían a mi lado si dejase de actuar como imbécil cada vez que me emborracho? Siento su amor rodearme los brazos y embriagarme con su esencia, pero es tan falso como la euforia que me revive por las noches. Me da pánico que me vean tan pequeña, tan patética, tan vulnerable; por lo mismo los recibo con mi mejor sonrisa y una botella de tequila en la mano. Si son mis amigos y me aman tanto, no dejen que mi vaso esté vacío hasta que amanezca. 

Llena el vacío.

No quiero su amor falso. No quiero este auto-sabotaje. Los desprecio a todos por ser tan miserables como yo, y me desprecio a mí misma por no poder ser lo suficientemente buena como para alcanzar la gloria de a quienes admiro, a esa gente brillante y realista. Están muy lejos de mí, y no sé cómo dejar este saco de mierda y tocar las estrellas junto con ellos. Quiero que Los Otros dejen de llamarme a sus fiestas, que dejen de invitarme a su auto-compasión, a su infinito ciclo de conductas patéticas. Quiero sentir el roce de esa persona digna, a quien no alcanzo por vivir en este hoyo, y que con voz tierna y ojos brillantes, me diga que aún hay esperanza para mí. Quiero creerle. Quiero dejar de sentir tanta vergüenza cada mañana cuando abro los ojos. 

¿Qué tan profundo tengo que caer para empezar a escalar?
¿Qué tan mala he sido para merecer esta tortura?
¿Qué tan mala piensas que ha sido tu vida, como para terminarla borracha y escondida en la oscuridad?

-







Mucha gente no me cree cuando les digo esto, pero siempre, SIEMPRE, se puede salir de la caca. Es cosa de quererlo lo suficiente. La tristeza y la decadencia tienen un aire místico que sirve bien para el arte, pero realmente sólo un imbécil querría ponerle romance a la depresión y vivir el resto de su vida sintiéndose lo más bajo de la sociedad, sobre todo ahora que se habla del asunto y hay muchos recursos para mejorarse. Si ofendo a alguien, no me interesa, porque me da mucha rabia que algunos se den el lujo de decir que están "deprimidos", sin saber el infierno que significa para uno mismo y para los que nos rodean. Una enfermedad mental no es un accesorio de moda, no es un "rasgo de la personalidad", no es un juego para weones tontos que se quieren hacer los bacanes. Es una enfermedad, y por lo mismo le puede pasar a cualquiera en cualquier momento de la vida, y cada caso es único. Hay que saberlo y darle el peso que requiere. 

Uno tiene el poder de decidir cómo vivir, porque una enfermedad no te determina como persona. Siempre se puede ser mucho más y mejor. Carrie Fisher me lo hizo ver.

Besitos y buena suerte. 

Comentarios