Por la senda

Vengo a mirarte a los ojos una vez más. Esta vez no quiero conversar. Me paro frente a tu puerta de hielo porque me voy. Me voy lejos de aquí, y tienes que irte conmigo. Vengo a arrastrarte de los pelos si es necesario. No podemos separarnos. Ya aprendí que intentar desentenderme de ti es un error. Ya sé que no te gusta que no te den atención.Tu espinazo torcido y apariencia huraña aún me asustan. Me aterra que te veas exactamente como yo, y que me sonrías de esa manera que dice "voy a hundirte en el fondo del mar". Me aterras, lo admito. Me asustan tus garras curvadas que me acarician traicioneras en las noches, desconfío de tu voz calmada cuando me dices que no pasa nada, y rehuyo tus labios escarlata esperando el momento para hincarme el diente en la yugular. Eso es lo que quieres. Hacer daño es tu única función, pero no saco nada con tenerte miedo, por eso ahora te miro de frente, y tu sonrisa arrogante se desvanece cuando te das cuenta que mi miedo hacia ti también se va con el viento. Me paro erguida. Este es mi hogar, no puedes asustarme. 

No te asustes si tropiezas. Caminaré a tu lado esta senda pedregosa en esta hora oscura. Más allá de los glaciares eternos frente a tus ojos, hay verdor infinito. Ni alcanzas a imaginar cuánto verde hay en el mundo. No me malinterpretes: aún adoro este paisaje blanco, pero vivir en el frío eternamente sólo hace que se te congelen las víceras, y no quiero vivir con los pies entumecidos e incapaces de caminar. No puedo partir sin ti. No puedo dejarte atrás y abandonarte a tu suerte, porque eres parte de mí. Nuestra unión es eterna, pero me niego a darte lo que quieres, porque tu juicio es pobre e inestable.

Caminemos esta senda blanca y luminosa rodeada de árboles y respiremos aire fresco. Le hace bien a los pulmones, no te resistas. Sé que la luz te molesta y quieres volver al consuelo que te ofrece la oscuridad que conoces hace tantos años. Lo desconocido da mucho miedo. También me asusta la incertidumbre, pero tienes que dar un paso fuera de tu cueva de hielo y caminar conmigo por este bosque infinito. El cielo es blando bajo tus pies y la luz del sol cae entre las ramas de los árboles. Es hermoso, míralo. Toma mi mano, te prometo que vas a estar bien. El aroma a pino y tierra húmeda se hace más intenso conforme avanzamos. ¡No! ¡No te escondas de la luz! Ven, ven. Sujétame aún más fuerte, de donde sea, pero abre los ojos. Te dolerán por un momento, porque no estás acostumbrada a ver el sol, pero deja que pase. Cuando mires al cielo otra vez, será un espectáculo precioso. No intentes correr de mi. No puedes huir de mi. Ya no tienes el control.

Levanta los brazos y extiende las manos al sol. Siente el cosquilleo en tus músculos y la tensión en los tendones. Deja que la calidez del mundo te bañe como agua tibia. Ya nada puede tocarte a esta distancia. Ya nadie puede hacerte daño. Te lo prometo. ¡Vuelve! ¡No huyas! Volverás a mí porque estás en la obligación de hacerlo. No puedes vivir sin mi atención, y te guste o no, me necesitas. Ódiame todo lo que quieras, e intenta morderme las manos toda la vida si te da la gana. No me interesa. Desde que te miro a los ojos no tienes poder sobre mí. La confrontación te aterra, te vuelves pequeña y cobarde, ya no te puedes colgar en mi hombro a susurrar cosas horribles. No te confundas, no te asustes de mi. No quiero hacerte daño, no quiero destruirte. Quiero que seamos amigas, compañeras. Quiero llevarme bien contigo, y que me dejes vivir en paz, aunque a veces peleemos y nos odiemos, de verdad añoro que seamos un equipo. Dame la mano. No te resistas a la luz, 

Está bien si no quieres sonreír. Sé que todo esto te parece confuso y abrumador. Con el tiempo te acostumbrarás al igual que con tu cárcel de hielo, y estarás bien en un tiempo. No tienes que sufrir por tu cuenta. Aquí hay muchos animales esperando tu llegada para jugar contigo,  y me tienes a mí, que no te dejaré sola. Entiendo que no me creas, porque tienes miedo, y es normal. Solo déjate llevar y toma mi mano. Alcemos la vista a los hilos de plata que cuelgan de las nubes. Un día seremos la estrella más brillante del firmamento, pero por ahora, respira y relájate. Estás bien aquí. La oscuridad siempre está presente y nos acecha por la espalda, pero estamos juntas en esto. Vamos a sobrevivir una vez más, y otra, y mil veces.

Te llevaré de vuelta a tu cueva de hielo, por el camino pedregoso. Si miras directo al sol por mucho tiempo te puedes quedar ciega, y el equilibrio es importante. La luz es importante, pero la oscuridad también. Tú eres importante, y aunque no lo creas, me ayudas un montón; pero yo también soy importante, así que hagamos las paces. Empuja la puerta de cristal, y no sonrías si no quieres. Está bien. Yo sé que estas cosas necesitan tiempo. Mañana vendré a buscarte otra vez, pero antes que te encierres en la cárcel, mira a tus pies, y siente los retoños de árboles creciendo a tu alrededor, y date cuenta que el frío no es estéril. Te amo.

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